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Adaptar el hogar y hacerlo más seguro para las personas mayores

Con el paso de los años, el hogar puede convertirse en un lugar con más obstáculos de los que parece. Una simple alfombra, un escalón o una mala iluminación pueden ser un riesgo para la seguridad de una persona mayor.

Consejos para adaptar el hogar para las personas mayores

Adaptar la casa para las personas mayores puede aportar tranquilidad y bienestar, pero también puede ayudar a mantener la autonomía y la confianza de quienes viven ahí. La buena noticia es que no hace falta hacer grandes reformas para crear un entorno más seguro y accesible, basta con introducir cambios sencillos que mejoren la comodidad y reduzcan los riesgos.

En este artículo te damos algunas ideas prácticas para que el hogar sea un espacio seguro, cómodo y pensado para las necesidades de las personas mayores.

¿Por qué es importante adaptar el hogar?

Con la edad, la movilidad y los reflejos cambian. Actividades cotidianas como subir escaleras, ducharse o incluso moverse por la casa pueden volverse más complicadas. Los accidentes domésticos, como caídas o golpes, son una de las principales causas de pérdida de autonomía en personas mayores. Por eso, un entorno seguro y adaptado puede marcar la diferencia entre depender de otros o seguir disfrutando de la independencia.

Además, adaptar el hogar no significa renunciar a la estética ni al confort. Se trata de hacer pequeños cambios que faciliten la vida diaria y ofrezcan tranquilidad tanto a la persona mayor como a sus familiares. 

7 consejos para hacer el hogar más seguro

1. Revisa suelos y alfombras

Las alfombras pueden resbalar y los suelos irregulares provocar caídas. Lo ideal es retirarlas o fijarlas con bandas antideslizantes. También es recomendable evitar cables sueltos por el suelo y asegurarse de que los pasillos estén despejados.

Un detalle que puede ayudar es tener suelos de colores contrastados, que facilitan la visibilidad de los límites, sobre todo si la persona tiene problemas de visión.

2. Mejora la iluminación

Una buena iluminación es clave para evitar tropiezos. Coloca luces en zonas de paso, como pasillos, escaleras y baños. Los interruptores deben estar a mano y, si es posible, instala luces nocturnas automáticas que se enciendan al detectar movimiento.

Un recurso práctico es usar bombillas de luz blanca cálida, que ofrecen una mayor sensación de claridad sin deslumbrar.

3. Adapta el baño

El baño suele ser una de las zonas con más riesgos. Algunas medidas útiles son:

  • Instalar barras de apoyo junto al inodoro y la ducha.
  • Colocar alfombrillas antideslizantes.
  • Sustituir la bañera por un plato de ducha a ras de suelo para facilitar el acceso.
  • Ajustar la altura del inodoro o añadir asientos especiales.

Si se quiere dar un paso más, puede ser interesante instalar grifos monomando o termostáticos, que evitan quemaduras al regular mejor la temperatura del agua.

4. Facilita el acceso a objetos cotidianos

Evita que tengan que subirse a sillas o agacharse en exceso. Coloca los objetos de uso diario en estanterías o armarios a la altura de la cintura y los hombros. También conviene organizar los armarios para que lo más utilizado esté siempre en primer plano.

5. Ajusta los muebles

Los muebles demasiado bajos o con esquinas pronunciadas pueden ser incómodos y peligrosos. Reorganiza el espacio para que haya suficiente sitio para moverse, sobre todo si la persona usa bastón, andador o silla de ruedas.

Un consejo adicional es sustituir las sillas muy blandas por otras firmes y con reposabrazos, que facilitan levantarse sin esfuerzo.

6. Refuerza la seguridad en la cocina

En la cocina se concentran muchos riesgos. Algunos cambios sencillos pueden ser:

  • Colocar detectores de humo y gas.
  • Usar utensilios ligeros y fáciles de manejar.
  • Evitar fuegos que se apaguen con facilidad y dejen que se escape el gas, optando por placas de inducción, si es posible.
  • Organizar los alimentos y utensilios más utilizados en estantes accesibles para reducir el esfuerzo.

7. Considera apoyos tecnológicos

Existen dispositivos que aportan un extra de seguridad, como teléfonos con teclas grandes, sistemas de aviso en caso de caída o pulseras de emergencia. Estos recursos ofrecen tranquilidad tanto a la persona mayor como a sus familiares.

Hoy en día, incluso hay sensores que avisan si alguien pasa demasiado tiempo sin moverse o sistemas de domótica que facilitan encender luces o controlar electrodomésticos desde un mando sencillo.

Más allá de la seguridad física

Hacer el hogar más seguro también tiene un componente emocional. Sentirse con protección, comodidad y autonomía mejora la autoestima y reduce la ansiedad de las personas mayores. Además, estos cambios facilitan la convivencia y reducen la preocupación de los familiares, que saben que su ser querido está en un entorno cuidado.

Reconocer que con los años cambian las necesidades, pero no el derecho a vivir con dignidad y tranquilidad, es una forma de acompañar con responsabilidad.

Algunas recomendaciones extra

  • Haz revisiones periódicas en la casa para detectar nuevos riesgos. Lo que hoy no supone un problema puede convertirse en un obstáculo con el tiempo.
  • Pregunta siempre a la persona mayor qué cambios le resultan más cómodos, su opinión es clave para que el entorno se sienta suyo.
  • No intentes hacer todo de golpe. Los pequeños cambios progresivos ya pueden mejorar mucho la seguridad.
  • Valora la ayuda de profesionales especializados en accesibilidad para recibir orientación personalizada.

Adaptar el hogar no significa renunciar a lo que ya está construido, sino darle una nueva mirada para reducir riesgos y aportar tranquilidad. Porque al final, se trata de que la casa siga siendo ese espacio en el que sentirse a gusto, independiente y acompañado, incluso cuando los años avanzan.


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Publicado en Responsabilidad Social Corporativa