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Cómo influye la alimentación en el estado de ánimo

Seguramente has notado que hay días en los que te sientes con más energía y otros en los que estás más apagado o apagada sin una razón clara. Aunque en el agotamiento pueden influir muchos factores, lo que comes también juega un papel importante en cómo te sientes.

Consejos para mejorar tu estado de ánimo a través de la alimentación

La alimentación nutre tu cuerpo, pero también afecta directamente a tu cerebro y a la manera en la que gestionas tus emociones. Con algunos cambios sencillos en tu dieta, puedes favorecer un estado de ánimo más equilibrado y estable. En este artículo, te contamos cómo influye la comida en tus emociones y qué hábitos alimenticios pueden ayudarte a sentirte mejor.

¿Por qué la alimentación afecta a las emociones?

El cerebro necesita nutrientes específicos para funcionar bien. Vitaminas, minerales, proteínas y grasas saludables participan en la producción de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina, que están directamente relacionados con la felicidad, la motivación y la calma.

Cuando la alimentación es desequilibrada, rica en azúcares o ultraprocesados, es más probable que aparezcan cambios bruscos de ánimo, cansancio o irritabilidad. En cambio, una dieta variada y equilibrada ayuda a mantener la energía constante y a mejorar el bienestar emocional.

De hecho, cada vez más estudios señalan la relación entre lo que comemos y la salud mental. No se trata solo de prevenir enfermedades físicas, sino de comprender que los nutrientes también influyen en cómo percibimos, sentimos y reaccionamos en nuestro día a día.

7 consejos para cuidar tu estado de ánimo a través de la alimentación

1. Incluye alimentos ricos en triptófano

Este aminoácido es esencial para producir serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad”. Está presente en alimentos como los plátanos, los frutos secos, el pavo, los huevos o los lácteos. Incluirlos de manera habitual en tu dieta puede ayudarte a sentir más estabilidad emocional.

2. Apuesta por carbohidratos saludables

Los hidratos de carbono no son enemigos, al contrario, ayudan a que el triptófano llegue al cerebro. Elige los cereales integrales, la avena, las legumbres o las patatas antes que los azúcares rápidos o la bollería. Así evitarás los altibajos de energía que tanto afectan al estado de ánimo.

3. No olvides los ácidos grasos omega-3

El pescado azul como el salmón, la sardina o el atún, las semillas de chía o las nueces son grandes aliados para cuidar la salud cerebral y reducir la sensación de ansiedad. Los omega-3 tienen un efecto antiinflamatorio que protege el sistema nervioso y favorece una mejor respuesta ante el estrés.

4. Mantén una buena hidratación

A veces, el cansancio o el mal humor se deben simplemente a la falta de agua. Procura beber suficiente a lo largo del día y limita el exceso de café o refrescos azucarados. Recuerda que la deshidratación leve ya puede afectar a la concentración y generar irritabilidad.

5. Añade más frutas y verduras

Las frutas y verduras aportan vitaminas, antioxidantes y minerales clave para mantener un equilibrio físico y emocional. En general, cada color aporta beneficios distintos: los verdes suelen ser ricos en magnesio y ácido fólico, los naranjas en vitamina A y los rojos o morados en antioxidantes que protegen tus células. Cuanto más variado sea tu plato, más completo será el aporte de nutrientes.

6. Evita los picos de azúcar

Los alimentos ultraprocesados y muy azucarados generan subidones de energía seguidos de bajones bruscos, lo que se traduce en irritabilidad o fatiga. Opta por snacks más naturales como fruta fresca, yogur o frutos secos. Una merienda saludable puede ser tu mejor aliada para mantener la calma durante la tarde.

7. Cuida tus horarios

Comer a deshoras o saltarse comidas puede alterar el metabolismo y, con ello, el estado de ánimo. Mantener horarios regulares ayuda a que tu cuerpo y tu mente se sientan en equilibrio. Un desayuno saludable, una comida completa y cenas ligeras son la base de un buen ritmo diario.

La forma de comer también importa

No es lo mismo comer deprisa, delante de una pantalla y sin prestar atención, que hacerlo en un entorno tranquilo, saboreando y disfrutando. Comer acompañado, conversar en la mesa o dedicar unos minutos a cocinar también forman parte de tu bienestar.

Incluso el acto de preparar los alimentos puede ser terapéutico. Elegir los ingredientes, cortar, cocinar… son pequeñas rutinas que ayudan a conectar con el presente. Esa atención plena a la comida, lo que hoy se llama mindful eating, contribuye a reducir la ansiedad y mejora la relación con los alimentos.

La relación entre el intestino y el estado de ánimo

Un aspecto del que cada vez se habla más es del vínculo entre el intestino y las emociones. El intestino es conocido como el segundo cerebro porque alberga millones de neuronas que se comunican con el sistema nervioso central.

Cuidar la microbiota intestinal, a través de una dieta saludable  favorece la digestión y la producción de neurotransmisores que regulan el estado de ánimo. Si alguna vez has sentido nervios que se reflejan en el estómago, sabes de qué hablamos. Lo emocional y lo físico están mucho más conectados de lo que parece.

Algunos hábitos que también ayudan

Además de la elección de alimentos, hay pequeños gestos que pueden ayudarte:

  • Haz la compra con antelación para tener siempre opciones saludables a mano y evitar recurrir a ultraprocesados.
  • Evita dietas demasiado restrictivas, porque pueden generar frustración y ansiedad. Es mejor apostar por la variedad y el equilibrio.
  • Escucha a tu cuerpo y aprende a distinguir entre hambre real y hambre emocional. No siempre que sientes ganas de comer es por necesidad física.
  • Combina alimentación con un descanso adecuado, actividad física y un cuidado emocional para completar el círculo del bienestar.

La alimentación no lo es todo, pero sí es un pilar fundamental. Lo que pones en tu plato puede ayudarte a sentirte con más energía, a regular mejor las emociones y a vivir el día a día con mayor equilibrio.

Publicado en Responsabilidad Social Corporativa